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Restauranteros en crisis operan con ambulantaje

por on Abril 21,2008

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Ante la competencia desleal del comercio informal, algunos restaurantes de Cancún envían a sus trabajadores a vender sus productos a las playas; cada vez es más frecuente la presencia de niños vendiendo bebidas alcohólicas.

El comercio formal sale a la zona de esparcimiento

Aumenta ambulantaje en playas

La presencia de menores de edad que vender bebidas embriagantes es más notoria

ERICK RUIZ

El creciente comercio ambulante en la zona hotelera de Cancún asesta un duro golpe a los negocios de comida bien establecidos y los obliga a enviar a sus empleados a las playas para ofrecer sus productos.
Y es que desde el cierre de la temporada alta las ventas han registrado pérdidas diarias por varios miles de pesos, además de que el ambulantaje se suma a la precipitación de las ventas.
En un recorrido de La Verdad de Quintana Roo por diversas zonas de playa en Cancún, se pudo constatar que los restaurates bien establecidos se encontraban vacíos, mientras que los ambulantes hacían su agosto con los visitantes con la venta de alimentos preparados y bebidas.
A un par de semanas de haber terminado la temporada vacacional, los restaurantes  ubicados en las playas registraron los últimos días bajas en sus ventas de hasta por más de 40 por ciento, según explican algunos encargados de los restaurantes bien establecidos.
Valerio Alamilla, gerente general de uno de los  restaurantes, expresó que el mayor problema es el ambulantaje. "Hay una competencia desleal por parte de los vendedores a pie", refiriéndose a los restaurantes que ofrecen sus servicios a los visitantes que están en la playa.
Además, dijo, este tipo de comercio no cuenta con instalaciones básicas ni adecuadas para dar servicio de alimentos independiente a los visitantes nacionales y extranjeros.
Lo peor de todo que ni las autoridades del municipio de Benito Juárez ni de la Profeco ni Sanidad hacen nada para poner un alto a esos comerciantes que debilitan a los restaurantes bien establecidos además de que dan una pésima imagen al polo turístico.
Incluso de pudo observar que estos ?restaurantes patito? como los llama Valerio contratan a menores de edad para ofrecer a los clientes sus platillos y el servicio hasta donde se colocaron en la zona de playa.
Lo peor de todo que esos comercios clandestinos utilizan a menores de edad para vender bebidas alcohólicas, exponiendo a los niños e incurriendo en un delito al mandar a los menores a que vendan alcohol.
El ambulantaje es el peor enemigo de este negocio, ya que en los alrededores los precios son más bajos  aun cuando existe el límite de zona mismo que han pasado desapercibido.
Los supervisores y las autoridades gubernamentales que no inspecciona los permisos ni el pago al derecho de la zona federal.
De hecho, cuando hay más visitantes en los arenales, los inspectores están al pendiente de que los ambulantes no estén vendiendo sus productos, pero como hay menos gente, los trabajadores informales deciden trabajar en otras partes o estar sólo un breve periodo en la zona hotelera, entre las 10 y las 14 horas.
Caso contrario ocurre en Playa del Niño, donde cientos de cancunenses acuden durante el fin de semana para estar sobre la arena, en donde el ambulantaje es más notable y con más derrama, ya que desde chicharrones, mangos y dulces, hasta canciones de músicos ambulantes, son adquiridas por los locales.
En la popular playa es permitido que los ambulantes trabajen, mientras que en la zona hotelera no lo permiten porque "dan mal aspecto a los turistas y los hoteles no dejan que estén", indica Kan, y agrega que todos saben que los ambulantes laboran en la zona, por lo que deberían dejar que sigan con sus actividades, y si tienen que pagar algo, que se les haga saber.
Sin embargo, con permisos o sin ellos, los vendedores han sufrido las consecuencias de tener playas más cortas y con menos afluencia de turistas y de locales.
Por su parte, estos jóvenes vendedores afirman que para ellos las ventas se han mantenido normales a pesar de que termino la temporada alta.
Este fenómeno ha obligado a diversos restaurantes bien establecidos a acudir a la zona de playa para ofrecer sus productos para impedir pérdidas más severas.








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