Seguidores de Encinas se desmarcan y negocian con Ortega
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Los seguidores de Alejandro Encinas, aglutinados en Izquierda Unida, amagaron desde ayer con no asistir a la toma de protesta de Jesús Ortega como nuevo presidente del PRD, para hacerle sentir en bloque el rechazo por su asunción. Y aunque algunos desde ayer se referían al nuevo líder nacional como ?espurio?, palabra preferida de Andrés Manuel López Obrador, no dudaron en sentarse a negociar con Ortega carteras claves del sol azteca, como el secretariado y la Comisión Política, ya que ahí se marcan las líneas de la política del partido. Incluso, el encinista Carlos Reyes Gámiz aceptó que van por los espacios vitales dentro del partido, en una estrategia para ?reorientar? la dirección política del PRD. La idea es seguir dando la batalla por el control del sol azteca.
De quienes no se puede dejar de hablar es de nuestros senadores. Aún se encuentran entrampados con el tema de las reformas en materia de seguridad y justicia ?narcomenudeo, extinción de dominio y miscelánea penal?, y la Junta de Coordinación Política, que encabeza el priísta Manlio Fabio Beltrones, ya palomeó una serie de viajes internacionales a sitios tan lejanos como Laos, país vecino de China, Vietnam, Camboya y Tailandia. La idea es no romper con el buen ritmo que llevan en este agonizante 2008, cuando, en grupos, visitaron Singapur, Japón, Nueva Zelanda, China, Ginebra, Paraguay, Austria, Cuba, España y varias ciudades de Estados Unidos. En 2009 estarán también en Panamá, Santiago de Chile y en la capital del imperio, Washington, esto, of course, sólo de entrada. En el Senado se afirma que nada los distrae y que cumplirán en tiempo y forma con su parte del Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad, firmado el pasado 21 de agosto.
Todo indica que será un texto de muchas páginas el que prepara la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. La institución que preside José Luis Soberanes, y organismos públicos estatales de derechos humanos darán a conocer un extenso informe el próximo 15 de diciembre, en Culiacán, Sinaloa, sobre el desempeño de los gobiernos federal, estatales y municipales en el combate a la delincuencia. Todo apunta a que se harán fuertes señalamientos por la actuación no sólo de las corporaciones policiacas estatales y locales, sino también del Ejército, que encabeza esta lucha contra el crimen organizado en todo el país. En el documento también se harán notar, nos aseguran, omisiones graves cometidas por agentes del Ministerio Público en la integración de averiguaciones previas, las que, en mucho, restan efectividad a esta guerra.
El Universal publicó una encuesta sobre la situación política en México, tal como lo ha hecho Excélsior, para informarnos. Los datos comienzan a ser reiterativos: en todas el PRI obtiene la ventaja, abajo queda el PAN, y el PRD desciende al sótano. Los triunfos priistas en Coahuila, Nayarit, Hidalgo, Guerrero y Quintana Roo y la creciente simpatía que obtiene Enrique Peña Nieto, contrastan con las derrotas que han caracterizado la pésima gestión de Germán Martínez y las incumplidas promesas de campaña de Felipe Calderón. Más allá podemos ver al PRD dividido de manera irreparable por un grupo sectario y poco inteligente que encabezan López Obrador y Encinas. Si la votación de 2009 fuera hoy, el PRI llevaría la delantera, pues aventaja al PAN en cinco puntos porcentuales con alrededor de 41, mientras que el PRD regresa prácticamente a las votaciones iniciales con unos 18 ó 19 puntos en el mejor de los escenarios. En este contexto, López Obrador consigue el repudio de casi 50% de los encuestados y 19% favorable, en tanto Ebrard prepara SU parricidio en medio de gloriosas pistas de hielo y santacloses que beben refrescos de cola en Paseo de la Reforma.
El PRD sigue optimista e imagina que de nuevo se quedará con la inmensa mayoría del DF. Barrales, parte íntima del grupo de AMLO afirma que ganarán también Benito Juárez y Miguel Hidalgo. Nada parece confirmar su vaticinio. Las pugnas internas de su partido son fracturas imposibles de sanar. Allí están las palabras de López Obrador dichas en el mitin de hace ocho días: en lugar de criticar al usurpador prefirió centrar sus ataques en el grupo de Los Chuchos. A su alrededor estaban los que bien conocemos por su irracional lealtad a una causa ininteligible. El resto fueron ocurrencias y no un amplio y sensato proyecto de país, en medio de gritos llenos de odio que pedían la construcción de un nuevo partido.
Al PRD le pesa no sólo su división, lo mancha su enorme tendencia a la corrupción, su facilidad para mentir; ha hecho del DF una porqueriza, fue su laboratorio político, lo degradaron y no supieron conquistar el resto del país que ahora se aleja de tal organismo. Por ello, pocos muestran sorpresa ante los triunfos del PRI, es la nostalgia errática de todo un país. Asombran las opiniones que de él quedan en la memoria de millones de mexicanos. En este contexto apenas enunciado, pareciera que nada detendrá el triunfo del PRI. Un PRI, desde luego, de apariencia diferente. Hace cuatro años estaba dividido por las pugnas entre Elba Esther y Madrazo, hoy Beltrones, Paredes y Peña Nieto presumen la antigua unidad, los principios monolíticos en torno al poder. De lo que carecen es de ideología y sentido crítico.
Al PRD se le escapa el milagro, parte se quedó en manos de un grupo donde rumian la venganza ya no contra el PAN y el usurpador sino contra Ortega y los suyos, los que se quedaron con la mayor parte del pastel. En ello se les irá el tiempo. El PT y Convergencia podrán alquilar su franquicia electoral, de nada le servirá a López Obrador, el daño está hecho. El tiempo es circular, decía Borges y tenía razón: los dinosaurios están a punto de reinar nuevamente.
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