Dedicatoria a neoliberales económicos
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José Zaldívar
El pasado viernes como era de esperarse resulto aprobada en sesión de cabildo la licitación del transporte urbano con 16 votos a favor y uno en contra, lo que fue considerado un paso histórico por el alcalde y los regidores ya que además esta licitación contempla cambios radicales como las tarifas de dos pesos, 2.50 y siete pesos para la zona hotelera, la reducción de la flotilla de 800 a 430 autobuses y el pago de uso de la concesión, entre otros.
El paquete de la licitación contempla un la modalidad de rutas denominadas alimentadoras, troncales transversales.
Pero mientras el cabildo que comanda hasta el próximo 10 de abril Francisco Alor Quezada esta haciendo lo que no hizo en tres años, el ?presuntamente presidente municipal electo Gregorio Sánchez Martines insulta la inteligencia de muchos cancunenses al iniciar la importación de asesores de gobierno que no saben nada de la problemática local y si mucho del negocio global. El riesgo de una ?rechachización? del municipio esta latente.
Y sigue la deforestación
Mas mientras estas situaciones pasan, en la Zona Norte de nuestro orgulloso libre y soberano Estado de Quintana Roo, al igual que muchos ciudadanos, observamos impotentes como la deforestación avanza ?cuasi imbatible? en el entorno que nos rodea, siendo varios los factores de este evento, pero uno de los principales es el de la pérdida del objetivo social de la tierra ejidal, al estar esta tan solo regulada por las leyes del libre mercado ejidal.
Con la Ley Agraria de 1992 la tierra ejidal toma una forma mercantil. Dando seguimiento a los designios e intereses de los grupos económicos que respaldaban a Carlos Salinas de Gortari en la presidencia de la república, se le otorgó a la tierra ejidal un carácter contradictorio: Perdiendo su valor social y acrecentando el valor mercantil.
Las consecuencias son palpables: Pérdidas en el agro, exportación a los Estados Unidos de mano de obra ex ? ejidal, (mano de obra que malbarato sus posesiones a ?invarsionistas dadivosos? que en automático se convirtieron en ejidatarios inmobiliarios), invasiones y anarquía en los usos de suelos al estar los ejidos tan solo sujetos a las leyes del libre mercado ejidal, sin estar regulados ni por los Planes Directores de Desarrollo Urbano ni por los lineamientos normativos ambientales. Compra y venta de tierras ejidales al mejor postor sin pagos al fisco ni nada por el estilo. Para los neoliberalistas de la economía ?La tierra ejidal es de quién la compra no de quién la trabaja?.
En este aún laico Cancún de Benito Juárez con tan solo darnos cuenta de los colaterales socio/urbano/ambientales que esta generando la libre compraventa de tierra ejidal en el Ejido Alfredo V. Bonfil basta y sobra. Pero no crean que en los comisariatos ejidales de Isla Mujeres, Rancho Viejo, Leona Vicario, Puerto Morelos, Holbox, Kantunilkín, Playa del Carmen, Tulúm, Pino Suárez, Mahahual y los que falten por mencionar, se canten mal las rancheras.
Las consecuencias del libre mercado de tierra ejidal están adquiriendo (ya sea por conveniencia ya sea porque lo han dejado) proporciones que rebasan todo carácter, tanto en lo legal como en lo moral:
Deforestación de las tierras al cambiar su vocación de uso agroforestal (como es el caso de los ejidos quintanarroenses, de acuerdo a la Secretaria de la Reforma Agraria) a vocación urbano/inmobiliaria especulativa. Generándose con esto, aparte de ghettos bardeados, basureros clandestinos, edificaciones de múltiples uso de suelo sin control ambiental alguno, corrupción, erosión de los suelos, más corrupción, contaminación de los acuíferos, más corrupción, crecimiento urbano sin las infraestructuras básicas (sistemas de agua potable, alcantarillado y plantas de tratamiento de aguas residuales), nuevamente más corrupción, anarquía urbana y le podemos sumar muchas más contribuciones a la causa del Calentamiento Global.
¿Por qué a pesar de los graves daños socio-urbano-ambientales que genera esta práctica del libre comercio de tierra ejidal no se han llenado los vacíos legales que permiten tantas irregularidades?
¿Pagan predial los terrenos ejidales?
¿Con cuanto contribuyen los fraccionamientos ejidales en la infraestructura urbana de servicios?
¿Qué, la Comisión Nacional Forestal ya no regula la vocación agroforestal de los ejidos?
¿Qué papel juega la Comisión Nacional del Agua ante la presión inmobiliaria de los ejidatarios?
¿Qué acciones se están tomando ante estas irregularidades?
¿Tiene injerencia el Gobierno del Estado en los asuntos ejidales?
¿Quienes son los pocos beneficiados de las muchas irregularidades?
Son muchas preguntas para el campesino.
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