Intocables las mafias de Plaza 21
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La Plaza 21 es un paraíso donde operan impunemente las mafias del narcotráfico, extorsionadores, ladrones y traficantes de mujeres; las autoridades del ayuntamiento lo saben, pero no hace nada porque "reciben su pago puntual"; es urgente recobrar el fin de la plaza en la zona de tolerancia, afirma Raúl Poveda García, el administrador. "Jaladores" son mininarcos vinculados con policías Droga y extorsión en Plaza 21 Millonario negocio que nadie molesta, pese a las denuncias de la existencia del trafico de mujeres y drogas Alejandro Vargas González La Plaza 21 se ha convertido en tierra de nadie y en el paraíso en donde operan impunemente las mafias del narcotráfico, extorsionadores de clientes, ladrones de borrachos y traficantes de mujeres, algunas de ellas extranjeras, que son explotadas o que las han traído a esta ciudad con engaños al convencerlas de que serán bailarinas o edecanes. Nada de lo que pasa en el kilómetro 21 de la carretera libre a Mérida, Yucatán, en la zona de tolerancia, es secretó para las autoridades. La Plaza 21 se estableció allí precisamente para ejercer el sexoservicio y vender alcohol, pero al paso de los años, de las administraciones del ayuntamiento de Benito Juárez, han sido invadidas por las mafias que también dejan buenas ganancias sin necesidad de que el dinero pase por la tesorería, es decir directamente a las cuentas de los funcionarios en turno. Fue en la administración de Carlos Cardín Pérez cuando se formó el fideicomiso y cuando dejaron en claro los derechos y obligaciones de los prestadores de ese servicio que estaba limitado al espectáculo y bebidas. Incluso, recuerda el administrador de la Plaza 21, Raúl Poveda García, que "había vigilancia policías, servicios de salud para las sexo servidoras en donde se practicaban los estudios pertinentes para ejercer su oficio". Ahora nada de eso existe. Los únicos vigilantes que se ven en la Plaza 21 son los "jaladores", "guaruras" y "saca borrachos" que lo mismo ofrecen ingresar a los diferentes centros nocturnos donde hay desnudos como prostitución, drogas y "experiencias con jovencitas", es decir, niñas. Pero la actividad de los "jaladores" también tiene otras posibilidades como es la de despojar de su dinero y pertenencias a borrachos o desonrientados, claro, están incluidos los extranjeros que son convencidos en la zona hotelera para visitar los antros. Otra posibilidad de su abanico es la extorsión, ya que algunos clientes les toman fotografías para extorsionarlos con fuertes cantidades de dinero y si no cumplen con lo solicitado serán exhibidos con sus familiares o en sus trabajos. Según el administrador de la Plaza 21, Raúl Poveda García, en el lugar se tiene prohibida la entrada de menores de edad tanto para que presten algún servicio como para solicitarlo. Sin embargo, en un recorrido por los antros de Plaza 21 se pudo observar a adolescentes que trabajan como bailarinas y meseras que no sólo atienden las mesas sino que ofrecen "caricias" ofrecen sus "sexo servicio". Además, desde la entrada no se observó a ningún policía y mucho menos patrulla, nadie vigila a nadie, lo amos son los "jaladores" que abordan a cuanta persona llega para ofrecer abiertamente "polvo", "coca", "piedra", "pastilas", "jovencitas", "niñas", de todo. Ninguna autoridad los escucha, no están allí porque ya saben lo que sucede en ese lugar. Ya no es necesario que asista salubridad y mucho menos fiscalización, el dinero lo reciben puntualmente cada semana. Los dueños de los antros ya saben cuánto deben pagar y a qué funcionarios, y se les encuentra en el ayuntamiento, al igual que los vendedores de droga y los explotadores de mujeres, conocen las cuotas que hay que pagar a las policías. "Estamos hablando de millones de pesos", dijo un inspector que hoy ya no pertenece al gobierno municipal. "Ya no estoy pero todo sigue igual, y allí no habrá redadas", ya lo verás", afirma el ex funcionario entrevistado que pide al anonimato. Y es cierto, nadie hace nada. Este reportero llamó al 066 para pedir ayuda por supuesta una agresión en la Plaza 21. Después de una hora, no pasó nada. Nueva llamada: "Ah es usted. No se preocupe, están por llegar al lugar, pero si hay una patrulla cerca, llámele. Vamos a volver a pasar su reporte. Nada. Tercera llamada: "Disculpe señor, ya pasamos su reporte, están por llegar, no se mueva del lugar". Nunca llegó la patrulla. Al fondo de la plaza se encuentra "Reyna Bar", un antro creado para el sexo servicio y la venta de cerveza pero para los sectores populares. Allí llegan albañiles y trabajadores, y de vez en cuando algunos soldados de que dejan sus sueldos con mujeres, adolescentes y niñas que trabajan en el lugar. Los cambios En la administración de Rafael Lara Lara el sexo servicio se mantuvo fuera de la ciudad al igual que su antecesor que fue cuando inició la participación del gobierno municipal en el fideicomiso que se formó durante su gestión, donde se dejaron en claro los derechos y obligaciones de los prestadores de ese servicio. En la administración de Magaly Achach Solís empezó el negocio, con la instalación de los primeros 80 prostíbulos, con Juan Ignacio García Zalvidea la cifra pasó a 300 y hoy en día son 600. Raúl Poveda afirma que la reubicación de la prostitución a Plaza 21 tenía varias razones, como son mantener un control sanitario sobre las sexo servidoras, no permitir la participación de menores de edad, y evitar que esos negocios no familiares proliferen en el centro de la ciudad o zona hotelera.
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