El paraiso para los albañiles
Noticias relacionadas
Miles, 10 mil es la cifra preferida y ordinariamente señalada por el gobierno y el sector empresarial para contabilizar el número de trabajadores de la construcción asentados en la Riviera Maya; pero con certeza, nadie sabe cuántos son, ni cuántos entran o salen.
Los propios transportistas no tienen un número de corridas establecidas, ni siquiera los Autobuses de Oriente (ADO) han fijado sus salidas, porque éstas fluctúan dependiendo de los albañiles que decidan regresar a su casa.
De ellos, todos sacan tajada: los contratistas, los transportistas, los hoteleros, los vendedores ?oportunos? que asechan hasta el último momento, justo antes de que los forjadores de edificios suban al autobús para ofrecerles aparatos electrónicos, relojes o cualquier baratija. A las afueras de las grandes obras, sobre la carretera Playa del Carmen-Tulum, todos los sábados son días de tianguis, extensos puestos de ropa esperan para ser los primeros en recortar la raya de los albañiles.
Isidro Santamaría, secretario general de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) en Quintana Roo, coincide en lo complejo que es determinar la población de albañiles que viven en la Riviera Maya. En sus registros estatales tiene 5,200 trabajadores, ?no son agremiados, no son fijos, hoy están y mañana se regresan a su pueblo, hoy están en una construcción de la CTM mañana en una de la CROC.?
Los contratistas, una gran familia: CTM
Para el sector laboral, los albañiles todavía no cumplen la mayoría de edad, no pueden entrar por su propio pie a una obra, necesitan del ?cobijo? de los contratistas. En el escritorio de Santamaría Casanova, los contratistas son casi una figura paternal: ?lo que se hace normalmente es establecer contacto a través de contratistas, que tienen grupos de trabajo que permanecen unidos siempre, un contratista se lleva a su gente, es una relación en la que unos dependen de los otros. Se vuelven una gran familia, hay quienes tienen en su haber hasta 200 gentes?
Mientras que para el líder sindical los contratistas son un eslabón respetable de la cadena de la industria de la construcción, para los obreros de este sector, son ?los que se llevan la mayor parte?. Si en la nómina el sueldo para un ayudante es de 1,700 pesos a la semana, el contratista entrega 1,200 pesos al trabajador, explica un albañil. Otra de las maniobras es ?inflar? el número de oficiales que trabajan en la obra para cobrar salarios más elevados. El sueldo de un oficial, en las nóminas, oscila entre los 2,300 y los 2800 pesos semanales mientras que el de un albañil varía entre los 1, 800 y los 2,000 pesos. El contratista simula tener cierto número de trabajadores calificados, cuando en realidad está pagando sueldo de peones, y guarda para sí la diferencia.
Pero Isidro Santamaría lo niega: ?El contratista siempre está a la caza de fuentes de empleo, no es cierto que abandonen a sus trabajadores o les quiten una parte importante de su sueldo, si llegaran a hacer eso no serían respetados por ninguna gente ni por ningún trabajador, y se corre la voz?. Considera que los 400 chiapanecos abandonados el 16 de enero en Playa del Carmen fueron traídos a la Riviera Maya por ?gentes que ni siquiera son contratistas?.
Buenos sueldos, pero
no para todos
El representante de los obreros en Quintana Roo describe una industria de la construcción boyante para todos: ?un albañil en toda la extensión de la palabra se lleva sus 12 (mil pesos) al mes pero muerto de la risa, muchos no tienen que pagar el 30 por ciento que deben pagar?. Reconoce que ?en términos generales es difícil el trabajo, (pero) estamos en uno de los estados donde más se respeta la ley, la mayoría de los hoteles busca que todos sus trabajadores tengan seguro social, porque de pescarlos les cuesta bastante?.
Los albañiles, no comparten esa opinión, aguantan ?porque no hay de otra?, ?aquí se trabaja de seis a seis?. Un síntoma de esa realidad es que desde las 5:30 de la mañana los transportes del Mayab esperan a los trabajadores sobre la carretera federal y avenida Juárez para llevarlos a las obras del corredor Playa del Carmen- Tulum y a partir de las seis, los colectivos regresan saturados de obreros.
Para Isidro Santamaría, las condiciones de vida de los albañiles ?es algo difícil de explicar, por ejemplo, los compañeros tienen un buen salario, fácil 200 pesos diarios?, el trabajo es bastante rudo, acepta, pero la ley no contempla otorgar mayores prestaciones que las consignadas en la Ley Federal del Trabajo: ?prevé que las empresas después de 5 kilómetros de un centro de trabajo, den vivienda al trabajador, pero es una vivienda temporal, sólo que se nos vuelve costumbre ciertos privilegios que son consecuencia de logros sindicales?.
569 veces leído
|