La ruta de Guadalupe : Sisal

La parte final de las celebraciones Guadalupanas es la visita de los gremios a la Iglesia del barrio de Sisal para lo que se organizan por las calles centrales de Valladolid, grupos de antorcheros,  taxistas, motociclistas y jinetes para conformar la última procesión dedicada a la Virgen de Guadalupe.
Los turistas y locales se detienen en las banquetas para ver el espectáculo andante, todos en ordenado caos buscando el camino hacia el barrio de Sisal, donde está la Iglesia de la Candelaria, la que Valladolid entero la valora como la Iglesia de la Cristiandad y la convierte en la Iglesia preferida para eventos de este nivel, los grupos de devotos siguen llegando a tiempo para presentar sus respetos a la Virgen Morena y la ciudad prepara la última novena.
Los grupos comienzan a llegar al ex convento de Fray Bernardino de Siena portando sus imágenes patronales entre aplausos  de los que ya estaban esperándoles.  Los antorcheros aceleran su paso al arribar al atrio de la iglesia donde se congregan todas las muestras de fe y devoción. Y se liberan los fuegos artificiales para despedir el día consagrado a la Virgen Madre.
La última novena se acerca con el último convivio y el día va apaciguando la fiesta para dejar paso a exhaustos a propios y  extraños con la satisfacción de haber cumplido a conciencia con un mandamiento religioso. El día mismo se extingue con el estruendo de cohetes ?voladores? con los rezos y cantos a la Madre piadosa que ha proveído y nutrido de amor y dignidad a sus hijos mexicanos.
Los colores de la bandera aún adornan los altares, esta fiesta demuestra la alegría de una fe que forja a una nación.
Sus festividades protocolares van terminando, los cohetes se van acabando, los peregrinos han llegado todos y la última novena se ha rezado.
La última misa cierra el día esperado desde hace un año y enciende en todos los presentes la ilusión de presenciar dentro de un año las bondades y favores que la Virgen de Guadalupe  concede todos los días a sus fieles devotos.