Nerviosismo por inflación y desempleo

	La crisis es a Felipe Calderón lo que el terremoto de 1985 a Miguel de la Madrid. Entonces, como ahora, el gobierno, se petrifi có, inundado de pánico. Nada pasa, dicen en Los Pinos pero según revela encuestadora de María de Las Heras 28% dijo que en lo que va del año algún familiar perdió su empleo y 32% anotó que algún familiar está en riesgo de perder su trabajo en los próximos meses.

CIUDAD DE MÉXICO
AGENCIAS

Dice el refrán que no se puede tapar el sol con un dedo y es cierto, aunque el dedo que quiere tapar el sol de los problemas económicos sea el del mismísimo secretario de Hacienda y Crédito Público, Agustín Carstens.
Según la encuestadora Demotecnia, de María de Las Heras, el 40 por ciento de las familias lleva un año económicamente muy difícil y tres de cada 10 esperan que los próximos 12 meses sean de terror para ellos y su familia.

No es de extrañar que casi la mitad de las familias de clase media la estén pasando mal, si en el 28 por ciento de ellas algún familiar ha perdido su trabajo en lo que va del año, cifra que llama la atención si observamos las cifras oficiales.
Considera la encuestadora que muchos mexicanos la están pasando mal y por lo que se observa las expectativas no son optimistas y ya se sabe, cuando la gente la ve venir negra reacciona en consecuencia deja de consumir y se vuelve doblemente conservadora en sus decisiones financieras, con lo que la situación económica se convierte en algo tan preocupante como lo que se esperaba.

En todo el mundo se están tomando medidas extraordinarias para sortear esta crisis financiera que se ve venir muy difícil, todos reconocen el problem y se aprestan a prevenir sus consecuencias, todos menos nosotros, porque ya se sabe, en México nunca pasa nada.

Antes que ofrecer una versión medianamente creíble sobre el por qué de su exasperante lentitud ante el azote económico-financiero que zarandea al país, el inquilino de Los Pinos y su eficiente equipo prefieren justificar: la crisis viene de afuera, la importamos, no somos los causantes, no nos echen la culpa, no fuimos nosotros, aquí no pasa nada.

Y tan nada pasa, que ayer a media jornada el tipo de cambio del peso frente al dólar rebasó las 14 unidades por billete verde ?ese sí un hecho histórico? que obligó al Banco de México a meter la mano en el mercado cambiario: 2 mil 500 millones de dólares de las incólumes reservas para paliar el deterioro, acción que si bien hizo recular la cotización no logró que ésta fuera menor a la de la víspera. Con todo, la devaluación acumulada en los últimos dos meses sobrepasa 24 por ciento.

Nada pasa, dicen, pero en el mejor de los casos y si las cosas no empeoran ?lo cual es dudosos sostener? la economía mexicana ?crecería? 2.1 por ciento en 2008, 43 por ciento menos que la estimación original del gobierno calderonista y 56 por ciento por abajo con respecto al resultado de 2006, de acuerdo con la más reciente proyección del Fondo Monetario Internacional, quien no se quedó allí: para 2009 prevé que el ?incremento? en el PIB mexicano no pase de 1.8 por ciento. De concretarse las predicciones del FMI, uno de los costos más drásticos en el bienio sería en generación de empleos: alrededor de 700 mil de ellos dejarían de crearse, independientemente de los existentes que lleguen a cancelarse por el efecto de la crisis.

Con esas nuevas previsiones, que no son las decisivas porque esto apenas comienza, de nueva cuenta surge victorioso y fortalecido el síndrome del 2 por ciento: en el primer trienio de la ?continuidad?, la tasa anual promedio de ?crecimiento? económico no pasaría de 2.3 por ciento en el mejor de los casos, o lo que es lo mismo, la media anual del último cuarto de siglo, la ?coyuntura? permanente. Todo apunta, pues, para otro sexenio perdido.

La crisis es a Felipe Calderón lo que el terremoto de 1985 a Miguel de la Madrid. Entonces, como ahora, el gobierno, de por sí inmóvil, se petrificó, inundado de pánico, y sólo atinó a justificar: no fui yo, me cae; la culpa es de la madre naturaleza, a ella reclámenle, lo que de cualquier suerte no resolvió nada.

De entrada, pues, el aquí no pasa nada costó 2 mil 500 millones de dólares (recursos públicos, desde luego) y 400 millones diarios adicionales hasta que las aguas ?tomen su curso?. Si se echan cuentas, es muchísimo dinero para antigripales, independientemente de si son dineros de las preciadas cuan ?hasta ayer? intocadas reservas internacionales, que ni siquiera osaron rozar para utilizarlas en el salvamento de los damnificados por el devastador huracán Wilma en 2005, para las inundaciones tabasqueñas de 2007, o para tantas otras urgencias sociales. Una vez más, dinero de la nación para alimentar a los buitres especuladores.

En medio del aquí no pasa nada, a la ?prudencia? y el llamado al ?ahorro? de las autoridades hacendarias, ahora se suma el llamado a la ?paciencia?, la ?calma? y la ?confianza? que ayer lazaron tres de los petrificados del calderonismo: el doctor catarrito Agustín Carstens, el experto en crisis de ?coyuntura? Guillermo Ortiz y el señor de los contratos Juan Camilo Mouriño, no hace mucho acérrimos defensores de que las sacudidas en el norte les hacían los mandados.
Como siempre, la drástica realidad impone su paso: el aquí no pasa nada devino en programa de emergencia, divulgado ayer en cadena nacional por el inquilino de Los Pinos, quien para variar inició su perorata con una serie de frases huecas que se repiten desde hace 26 años y se limpió las manos, porque la crisis es de importación.

Sin embargo, lo único rescatable del mensaje en cadena nacional es que el michoacano, quiéralo o no, se vio en la penosa necesidad de reconocer que la única forma de salir del hoyo, de crecer y generar empleo es por medio del gasto público, amén de anunciar el sepelio de los voluminosos cuan costosísimos Pidiregas y liberar recursos de la nación celosamente guardados bajo mil llaves, que bien a bien nadie sabe a cuánto ascienden, perdidos en la maraña de fondos, fideicomisos, y demás subterfugios que en nada han beneficiado a los mexicanos.
¡Sorpresa!: tantos años desperdiciados para llegar a la conclusión que para rescatar el maltrecho cuan inoperante esquema neoliberal y su oprobiosa política económica, de que la única forma para crecer, generar empleo y distribuir de mejor forma la riqueza es el gasto público.

TERCIA DE PATAS

El inquilino de Los Pinos se refirió al ostentoso deterioro que sufre la tercia de patas que sostiene a la economía nacional, es decir, petróleo, turismo y remesas (más la invisible de los narcodólares): la primera se tambalea, la segunda se rompió y la tercera está por hacerlo. Y para aderezar la ?gripa? por él originalmente definida, reconoció la caída en exportaciones, inversión, empleo, crecimiento económico, impuestos y demás. Demasiado para una simple ?gripa?.

La parte interesante de la cadena nacional fue la relativa al uso de recursos públicos atesorados y celosamente guardados para fomentar el crecimiento económico y la generación de empleo. La obra pública con el gasto ídem como única palanca para el desarrollo. Lo negaron todos estos años, hasta que la realidad les estalló en la cara, que sería lo de menos de no estar de por medio cinco lustros perdidos para los mexicanos.

Habrá que ver si con esta, por fin, aprenden. Ya son muchos desperdicios. En vía de mientras, se incrementará el gasto público en infraestructura energética, carretera, ferroviaria, educativa, de salud, seguridad, agropecuaria, hidroagrícola, vivienda popular, deportiva, urbana y turística, amén de procurar fondos para las pequeñas y medianas empresas del país, las grandes generadoras de empelo. Y de pilón una refinería, es decir, lo que desde muchos años atrás se ha propuesto para sacar al país del hoyo.

REBANADAS DEL PASTEL

En medio del ajetreo, otros aprovechan para ampliar sus tentáculos en un sector que no sólo dejó de ser de los mexicanos, sino que ahora se negocia entre las propias trasnacionales. Resulta que la Comisión Federal de Competencia autorizó a la española Gas Natural la compra de las centrales eléctricas que en México posee la también española Unión Fenosa, por medio de la cual la gasera se queda con casi mil 500 megavatios, para sumarlos a su capacidad instalada que ya asciende a más de 3 mil 700 MW, producto de otra adquisición, el año pasado, a Electricity de France y a la propia Unión Fenosa, con lo que 33 por ciento de la ?producción independiente? de energía eléctrica se queda en manos de este consorcio oficialmente dedicado a la comercialización de gas natural en México, en el que también es amo y señor.

EL VATICINIO

El pasado 23 de septiembre, el secretario de Comunicaciones y Transportes, Luis Téllez advirtió: "La crisis que viene será monumental y habrá que sobreponerse a sus efectos, esto al detallar que el gobierno mexicano ha tenido que postergar proyectos como el aeropuerto de la Riviera Maya a petición de los potenciales inversionistas; amplió el periodo de inscripción para el concurso de Punta Colonet para que las empresas tengan un panorama más claro de la situación financiera; y dio dos semanas más de plazo para la compra de bases del concurso del Tren Suburbano para dar tiempo a que participe otro consorcio.

Téllez dijo que en este momento ?no tiene caso quemar licitaciones no porque no vaya a haber interesados?, sino porque las empresas están en la etapa de definir su futuro, además de que hace por lo menos tres semanas que no ha habido créditos sindicados en Estados Unidos.
Durante una reunión con estudiantes de la Universidad Iberoamericana, en el marco de la jornada académica Los retos económicos de México en la primera década del siglo XXI, Téllez Kuenzler aseguró que la crisis financiera de Estados Unidos en México derivará en ?una crisis monumental, como funcionario público no se habla de que vamos a tener una crisis del tamaño del mundo, pero la vamos a tener? y señaló que entre las primeras señales el mes pasado se observó un ?desplome? de 25 por ciento en las exportaciones de automotores a Estados Unidos, productos que después del petróleo son la principal venta hacia aquel país.

El funcionario explicó que la recesión económica no tendrá un canal de transmisión en el área de construcción de infraestructura porque depende de los recursos fiscales de los que se dispongan, o de la disposición de créditos por parte de particulares, los cuales, confió se reactivarán en algunos meses.

?La construcción de infraestructura depende de los recursos fiscales que tengamos y obviamente si se nos cae el precio del petróleo tendremos menos recursos fiscales que reasignar a infraestructura. Pero por otro lado a pesar de que en este momento no hay crédito, que el crédito está totalmente seco, si se pide crédito ahorita para cualquier cosa no se va a poder obtener, para infraestructura va a haber en unos meses por eso la industria de la construcción va a ser de las pocas que no se va a ver afectada, sólo en alguno sectores de la economía mexicana vamos a poder seguir dando empleo?.

En entrevista posterior, Téllez señaló que las grandes obras de infraestructura del sector no se han cancelado, sino que a petición de los potenciales participantes se han ampliado los plazos para la compra de bases de licitación, o se han postergado a fin de que las empresas analicen la situación del mercado y definan sus estrategias de operación.


"No será desastrosa"

El titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) reconoció este jueves que "sí pasaremos por un periodo de desaceleración y algunos empleos no van a surgir como quisiéramos pero al fin del día no veo que vaya a ser una situación desastrosa".
Descartó que México esté en crisis, porque "una crisis se define con una desaceleración muy rápida con un aumento masivo de desempleo, grandes tasas de inflación y eso no lo estamos viendo".

Señaló que el país sólo está ante una circunstancia en la que se ven llegar influencias negativas del exterior, mayores a las esperadas, y que la diferencia es que en vez de 4.0 por ciento el crecimiento será de alrededor de 2.0 por ciento.
Por ello, enfatizó, "lo que estamos haciendo es dándole frente a esa situación proponiendo acciones específicas que nos ayuden a contrarrestar estos vientos externos y vientos adversos fuertes. Son políticas anticíclicas, son instrumentos que tenemos a nuestra disposición".

Detalló que se revisaron los parámetros de criterios generales de política económica, con el propósito de implementar otras medidas que permitan liberar recursos adicionales y aumentar el gasto público sobre todo en infraestructura.
"La idea es fortalecer la economía interna para proteger los empleos y el riesgo económico".

En entrevista televisiva, explicó que el bache en que nos encontremos "tiene agua y hay que ver cuál es el fondo, luego de que en el mundo se está viendo una crisis sin precedente, sobre todo porque no sabemos si en Estados Unidos ya se tocó fondo o todavía le falta un poco".
Agregó que sería difícil anticipar cuándo se tocará fondo, pero "estaremos muy al pendiente de la situación y buscaremos siempre las medidas que se pueden instrumentar para hacerle frente".

Asimismo, exhortó a la población a ser prudentes en sus gastos y siempre checar que la capacidad de pago que uno tiene esté para hacerle frente a las obligaciones futuras.