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?Ustedes han vivido en lujo sobre la tierra y se han dado al placer sensual. Han engordado sus corazones en el día del degüello. Han condenado, han asesinado al justo. ¿No se les opone él?? (Santiago 5, 5-6)
Por Alberto Barrios
* VOTO BLANCO, Expresión Civilizada de Inconformidad
* Menos Diputados y Candidatos Independientes
* Y Después del VOTO BLANCO, ¿qué sigue?
Damas y caballeros, niñas y niños, ¿de qué tamaño será el boquete que el ciudadano medio va a abrir con el VOTO BLANCO entre la deteriorada clase política y gobernante de este país el próximo 5 de julio, que ésta última se rasga las vestiduras y lanza lamentos al viento? Es evidente la inconformidad del ciudadano medio hacia las actitudes de los políticos de cualquier partido, rojo, verde, azul, naranja o del color que se les antoje, llámese Germán Martínez ?PAN-, Jesús Ortega ?PRD-, Luis Maldonado ?Convergencia- o Beatriz Paredes ?PRI-, que ahora mismo andan escandalizados ante la bofetada electoral que les van a aplicar los ciudadanos en estos comicios. La confianza se ha perdido, generando un hartazgo que, hasta este momento, gracias a Dios, se ha canalizado de forma civilizada. Probablemente, el voto blanco sea la última de las expresiones civilizadas que este aguantador pueblo mexicano externe ante una clase política que, en términos generales y sus notables excepciones, es corrupta, mediocre y gandalla. Aquí vale un paréntesis, para que nadie se llame a engañado: ciertamente, nuestra clase política y administrativa es reflejo de la idiosincrasia de un pueblo, nosotros, futbolero y tele novelero que registra un bajo nivel académico, educativo y ético; pero esta situación, lejos de ser un atenuante o justificante, es una gran responsabilidad para esta misma clase política que tendría que velar por elevar estos niveles del pueblo, más allá de impulsar políticas de pan y circo y de proteger monopolios televisivos y telefónicos. Alguien se pregunta, ¿qué sigue después?, porque el voto blanco no tiene ningún impacto jurídico y, más bien, favorece a los partidos con estructura, como el PRI, PAN y PRD, que son los que podrán cosechar su voto duro, en detrimento de los partidos emergentes que han demostrado que sirven para lo mismo que los grandes, que es consumir grandes recursos públicos sin una efectiva rendición de cuentas. Lo que sigue desde nuestro muy particular punto de vista es una profunda reingeniería política que permita que lo mejor de nuestro pueblo sea el que encabece las administraciones públicas, revalorando aquellos viejos principios universales, como la honestidad, la transparencia y el respeto a los ciudadanos. ¿Qué es lo que está pidiendo el ciudadano medio que promueve el VOTO BLANCO?: queremos que disminuya la cantidad de diputados federales de 500 a 300, a fin de abatir gasto público; que disminuya la cantidad de senadores de 128 a 32, que uno represente a cada estado de la republica; que se cancelen los seguros médicos privados de los legisladores y de funcionarios públicos, para que ellos también acudan a esas instituciones; que se recorte el presupuesto que reciben los partidos políticos a la mitad; que desaparezcan todos los legisladores pluri nominales, porque nadie los ha elegido para ser representantes del pueblo; que se permitan los candidatos ciudadanos independientes, que no dependan de partidos políticos, para evitar que se arrodillen ante el mandato de su partido; que se aplique el plebiscito ?que es la consulta en la que se somete una propuesta a votación para que los ciudadanos se manifiesten en contra o a favor- y que se elimine el fuero a los gobernantes.
¿Qué tal, mis estimados? ¿Les parecen demasiadas peticiones? Pues como dice el correo que circula abundantemente por Internet, solo es cuestión de que los ciudadanos utilicemos nuestra libertad de expresión, nuestra libertad de asociación y nuestro sufragio efectivo. La otra opción que queda abierta en caso de que la clase política no entienda o se haga como que le habla un dios falso, está en la única institución que legal y constitucionalmente se puede hacer cargo de un país en tiempos de cólera ciudadana. Y esta última opción, mis estimados, no la recomiendan ni los encargados de aplicarla. Pero?