Juan H. Atkinson *
LAVADO DE DINERO.COM
* Peligros del lavado de dinero a través de pagos electrónicos
* Cómo detectarlos y combatirlos
El uso de pagos electrónicos se ha incrementado muchísimo en los últimos años a medida que aumenta la aceptación por parte del consumidor y de las entidades comerciales debido a la conveniencia, velocidad, confiabilidad e integración de estos sistemas en el comercio electrónico. A su vez, la provisión de alternativas de pagos electrónicos aumentó junto con los avances tecnológicos, los enfoques innovadores y los menores costos para proveer estos servicios. La información estadística del Estudio de Pagos de la Reserva Federal de Estados Unidos muestra el incremento del uso de estos mecanismos de pago.
Estos productos tienen ventajas tanto para los usuarios como para los proveedores, pero acarrean nuevos riesgos que deben ser identificados y administrados, especialmente en las instituciones financieras que tienen cuentas de clientes, proveen servicios de pagos y concilian transacciones.
En el área de pagos electrónicos, el lavado de dinero y el fraude, combinados con los riesgos operativos, de crédito y legal presentan desafíos que requieren un esfuerzo coordinado para manejarlo exitosamente.
El recién electo presidente del GAFI, Gustavo Rodrigues, cree que el próximo año será muy importante para la organización, que reevaluará sus 40 + 9 recomendaciones y aumentará sus esfuerzos para modernizar la cooperación internacional para determinar cómo implementar mejor el enfoque basado en el riesgo al antilavado de dinero. Gustavo Rodrigues nos habló -en exclusiva para Lavadodinero.com- acerca de los temas que serán prioridad para el organismo durante los próximos meses. A continuación se detalla una transcripción editada de esa conversación.
Este breve documento no pretende analizar a fondo todas las clases de pagos electrónicos y sus características particulares y riesgos operativos, sino destacar de manera amplia algunos de los factores de riesgo comunes vinculados al lavado de dinero, los controles que ayudan a administrar y mitigar estos riesgos y las señales de alerta que indican la posible existencia de fraude o lavado de dinero.
Los pagos electrónicos, a los fines de este análisis, puede considerarse que incluyen a los pagos de todo tipo de la Caja de Compensación Automática (ACH, por sus siglas en inglés), las tarjetas de valor acumulado, las tarjetas de débito, de crédito, las tarjetas inteligentes, la recepción de depósitos remotos; los pagos iniciados a través de Internet, y los pagos iniciados a través de teléfonos móviles.
Algunas de las mismas características de los pagos electrónicos que los hacen atractivos a los usuarios - conveniencia, velocidad, confiabilidad y costo - también generan la posibilidad del uso indebido por parte de los lavadores y defraudadores. Algunos de estos riesgos son analizados brevemente a continuación:
Movilidad Geográfica: las transacciones internacionales nunca fueron tan fáciles. En un mundo conectado globalmente, los pagos pueden ser iniciados (y recibidos) desde prácticamente cualquier lugar y a cualquier hora del día. Además, los clientes ya no tienen que vivir o trabajar cerca de la entidad financiera. Esta movilidad geográfica aumenta la complejidad de los flujos de pagos, dificultando su conocimiento y análisis.
Contacto con el Cliente: la institución financiera puede no tener nunca contacto directo con el cliente, la entidad comercial o cualquiera de las partes vinculadas a la transacción financiera que realiza. Esta falta de contacto aumenta el hecho de tener que basarse en la obtención de información y en el análisis realizado a fin de conocer los patrones del cliente e identificar las anomalías que pudieran requerir una investigación.
Velocidad: la velocidad en las compensaciones y conciliaciones aumenta cada vez más y con redes más confiables; muchas conciliaciones de pagos electrónicos se realizan el mismo día o al día siguiente. Estas conciliaciones más rápidas les dan a las instituciones financieras menos tiempo para corregir los errores o detectar el fraude, aumentando la presión sobre los sistemas de monitoreo para que trabajen rápidamente a fin de limitar la exposición de las instituciones financieras.
Cambios en los Canales Operativos: cada vez existen más opciones para los pagos originados de una forma que deben ser completados de otra. Por ejemplo, con la recepción de depósitos remotos, a larga distancia, los cheques en papel pueden ser convertidos en elementos ACH o en imágenes electrónicas de cheques. Este "cambio de rastros o huellas" le agrega una capa adicional de dificultad para monitorear y las investigaciones pueden terminar en pagos que están siendo dirigidos a través de mecanismos de conciliación con controles o límites diferentes. También podría resultar en la pérdida de información vital en el proceso de conciliación.
Más Partes Involucradas: existen ahora muchos más participantes en los procesos de pagos de los que existían hasta ahora. Los proveedores de servicios externos y las instituciones financieras no bancarias están iniciando (¿y recibiendo?) pagos y agregando potenciales capas entre las instituciones financieras y sus clientes, posiblemente protegiendo la intención de fraude o la información vital para conocer los objetivos de los pagos. Existen muchas opciones para transferir dinero fuera del sistema bancario, y los bancos en algunos casos sólo juegan un rol como proveedor de servicios de compensación, dejando información incompleta sobre los flujos de las transacciones.
El impedir que estos riesgos terminen en lavado de dinero requiere un esfuerzo de cooperación entre las áreas de cumplimiento antilavado de dinero, seguridad y operaciones de las instituciones financieras.
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Juan H. Atkinson, es vice presidente auxiliar del Reserve Bank Federal de Atlanta. Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no reflejan necesariamente la posición oficial de Reserve Bank Federal de Atlanta o del sistema de Reserva Federal.