Exposición intensamente diversa

MEMORIA DE LO COTIDIANO

Está presente en el Corredor de Galerías Paseos del Arte

CHETUMAL
REDACCION

Una magnífica oportunidad para adentrarse en uno de los representantes principales de la Escuela Mexicana de Pintura es la exposición Memoria de lo cotidiano, que se encuentra montada en el nuevo espacio de la Secretaría de Cultura, Paseo del Arte.
Efectivamente, esta muestra de dibujos, bocetos, grabados, óleos, cerámica y escultura de Alfredo Zalce, fue concebida para exhibir algunos de los más íntimos recuerdos y recurrentes obsesiones cotidianas del gran artista michoacano (1908-2003).
Autorretratos, mujeres y hombres en ámbitos diversos, trabajadores, lugares y figuras oníricas, animales y bestias fantásticas, imágenes históricas y en el mercado, son los nueve núcleos temáticos que pueden apreciarse en la vasta serie de galerías que integran el Paseo del Arte.
Lo que se busca en Memoria de lo cotidiano es dar a conocer el otro Zalce, el más introspectivo, el que poca gente conoce. Y, sobre todo, dejar expuesto cómo se da el proceso creativo de un artista, mostrar cómo trabajaba el gran maestro, cómo iniciaba los bocetos, cómo se convierten de repente en grabados, cómo estos a su vez llegan a ser un óleo, por ejemplo.
Esta colección, preparada para conmemorar el centenario del natalicio de Zalce, reúne obra producida entre la década de los 30 y el año 2000, que fue recavada de acervos como el del Museo de Arte Contemporáneo, el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca y el Instituto Nacional de Bellas Artes.
Cabe puntualizar que los años treinta marcan profundamente al hombre, al artista, pues Zalce se involucra en forma activa en las luchas sociales de la época: es miembro fundador de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios en 1933.
Alfredo Zalce contempló con sus ojos de esteta los años más arduos de la Revolución Mexicana, y la esencia de este movimiento social definitivo ha quedado plasmada para siempre en sus obras, matizadas por un lirismo humanista que impresionan fuertemente a los espíritus atentos al palpitar del alma de los pueblos.
Indiferente a los encantamientos de la fama, este ilustre mexicano desarrolló, a lo largo de sus fructíferos 95 años de existencia, una biografía ejemplar en lo artístico y en lo cívico, pues además de la alta calidad de su producción artística vivió en función de los ideales democráticos que gestaron el movimiento revolucionario de 1910.