Marrullerías políticas
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SEMPITERNO DESFILE DE CÍNICOS EN LA REPÚBLICA
"Todos cortados por la misma tijera" coinciden analistas referente a miembros de la clase que hunde al país al amparo de la corrupción, el soborno, la criminalidad y la necesidad de poder.
Agencias/Redacción La Verdad
No hay duda: Así es la política y gobierno a la mexicana; los expresidentes narcocorruptos, el “cochinero en las campañas políticas; pero más lo crítica fuerte Martín Moreno afirmando que México es un País de cínicos. Desde presidentes, jefes de Gobierno, líderes políticos, empresarios, gobernadores y funcionarios del GDF. Todos, cortados por la misma tijera. “Te voy a matar, cabrón”, amenazó por teléfono René Bejarano a Carlos Ahumada, minutos después de que transmitieron por televisión los llamados videoescándalos y en los cuales el brazo derecho de López Obrador aparecía embolsándose fajos de billetes hasta en los calcetines. Pero Bejarano no ha cumplido su advertencia ni sabemos si lo hará. Sin embargo, a la luz del libro Derecho de réplica, de Carlos Ahumada, algo sí queda muy claro: los mexicanos hemos vivido rodeados de cínicos. Desde presidentes, jefes de Gobierno, líderes políticos, empresarios, gobernadores y funcionarios del GDF. Todos, cortados por la misma tijera.
Y la culpabilidad: hasta hoy, ninguno de los involucrados ha desmentido o negado lo que de ellos se dice en Derecho de réplica.
Cínico, Carlos Ahumada, quien formó parte de la red de intereses y corrupción del gobierno capitalino y que, hasta cuando cayó de su gracia, se atrevió a denunciarlos. “Sabíamos con antelación qué trabajos se harían (en las delegaciones) y qué dificultades tenía la obra… en ese sentido se explica que hayamos conseguido un porcentaje muy alto de adjudicaciones, porque teníamos esa información a favor con respecto a otras compañías”, confiesa.
Cínico, Carlos Salinas de Gortari, a quien Ahumada señala: “Salinas fue el cerebro de los videoescándalos”. Los Salinas, una calamidad para México. Carlos, el usurpador, el responsable de la crisis económica más dolorosa y el enfermo de poder que quiere revivir viejos días. Raúl, el pillo que, junto con su banda de amigos y cómplices, hicieron los negocios de su vida.
Cínico, Vicente Fox, de quien Ahumada dice: “Salinas me confió que una de las cuestiones que había negociado con el presidente Fox a cambio de los videos, a través de Diego Fernández de Cevallos, era la exoneración de todos los cargos, inclusive el de homicidio, que mantenían en ese momento a Raúl (Salinas) en la cárcel, además de la devolución por parte de la PGR de todos sus bienes. Así sucedió finalmente”.
Cínico, Diego Fernández de Cevallos, a quien Ahumada acusa de ser “el títere de Salinas”. Es de creerse. Y más: El Jefe Diego ha utilizado su doble condición de legislador-abogado, para ganarle juicios multimillonarios al gobierno federal, gracias a esa dualidad vergonzosa. Ha sido una desgracia para el país.
Cínicos, los entonces gobernadores de Tabasco y del Estado de México, Manuel Andrade y Arturo Montiel, respectivamente, así como Enrique Peña Nieto, a la sazón diputado, Elba Esther Gordillo y Jorge Kahwagi, ubicados por Ahumada de ser quienes entregaron 33 millones de pesos a cambio de los videos. ¿Alguno lo ha negado?
Cínica, Elba Esther Gordillo, que aparte de ser la responsable directa del fracaso en la educación básica y haberse convertido en una especie de vicepresidenta en funciones, declaró el 23 de abril pasado haber sido elegida “legítimamente, por voto secreto del gremio”. ¿De veras, señora Gordillo?
¿Ya no se acuerda que otra calamidad nacional, de nombre Manuel Camacho Solís, la llevó de la mano por la puerta trasera de Los Pinos, para que Salinas le diera la bendición y reemplazara al defenestrado Carlos Jonguitud, sin previa consulta al magisterio?
Cínico, Andrés Manuel López Obrador, quien, como sus discípulos, pedía ayuda económica a Ahumada a cambio de favores. “Apóyalo (a Raúl Ojeda), y en lo que te podamos ayudar en el GDF, cualquier problema que tengamos o que tengas, vamos a tratar de solucionarlo”.
Cínica, Rosario Robles, que, del brazo de su novio Ahumada, vio varias veces a Carlos Salinas en su búnker de Camino a Santa Teresa. Qué rápido se le olvidó a Rosario la afrenta que Salinas, Camacho, Ebrard y el PRI le hicieron en 1988 a Cuauhtémoc Cárdenas y al FDN, al despojarlos de la Presidencia. Convenenciera.
EXTORSIÓN Y ABUSO DE PODER
Cínico, René Bejarano, quien, aparte de embolsarse el dinero de Ahumada, lo extorsionaba “desde los 50 mil pesos para unos comités, pasando por proyectos con un costo de 500 mil pesos, hasta los millones que le acabé entregando”.
Cínico, Marcelo Ebrard, que como jefe de la policía del DF también obedecía órdenes del poderoso Ahumada, que colocaba a sus amigos en la SSPDF, como fue el caso de Juan Jaime Alvarado, a quien Ebrard, por recomendación directa de Ahumada, llevó hasta la dirección de la Policía Bancaria. Para eso son los cuates, y los millones.
Cínico, el entonces secretario de Finanzas del GDF, Gustavo Ponce quien, según Ahumada, le decía: “Me quiero ir a Las Vegas, necesito un reloj, le quiero regalar esto a mi esposa; también me pedía que le prestara dinero en efectivo; con la autorización de Andrés Manuel, fue 17 veces a Las Vegas. Se jugó 200, 300 mil dólares en una noche”.
Cínicos, quienes han negado sistemáticamente un compló contra AMLO. Más allá de filias y fobias o de adoraciones y odios que despierta el tabasqueño, el libro de Ahumada revela que, efectivamente, sí hubo un complot en su contra, aunque esta urdimbre en nada influyó con la corrupción solapada y fomentada por los hombres cercanos a Andrés Manuel López Obrador en el GDF. La vergüenza de los Bejarano, Ahumada y compañía no la borrará ni toda el agua de los océanos, parafraseando a su líder.
Ahumada: “Todos los días se discutía si había un complot, si habían participado Carlos Salinas, Vicente Fox, Santiago Creel, Diego Fernández de Cevallos. ¡Sí! ¡Sí estuvieron todos ellos, hoy lo puedo decir: sí estuvieron todos!” Desfile de cínicos. ¿Faltó alguien?
La vergüenza de los Bejarano, Ahumada y compañía no la borrará ni toda el agua de los océanos.
STRIPTEASE DE LA
POLÍTICA NACIONAL
Por su parte Jorge Fernández Menéndez, en Razones, precisa que lo indiscutible es la corrupción. Habría que preguntarse si ese mecanismo funcionaba así sólo con él o si funcionó o sigue funcionando de la misma manera. Se puede creer o no en lo que dice Carlos Ahumada en su libro Derecho de réplica, pero lo cierto es que la obra, incluso para aquellos que la ven como una suma de chismes políticos, es una suerte de strip tease de la vida política nacional. Y si se cree una parte de la historia, se debe creer la otra. Las reacciones que se han generado con el libro son una demostración de lo que está mal. La mayoría de los actores y los involucrados se han sentido, con o sin razón, ofendidos; según López Obrador es la demostración del complot en su contra; otros dicen no haber conocido o sólo haber visto ocasionalmente a Ahumada; algunos prefieren el silencio, pero lo importante del libro, en todo caso, no es saber si Carlos Salinas y Diego Fernández de Cevallos se pusieron de acuerdo con Ahumada y con muchos otros para divulgar los videos, sino el contenido de los mismos, como lo hemos dicho desde 2004. No es el tema de este espacio especular sobre las razones o la ética que tuvo Ahumada para filmar secretamente en sus oficinas a una larga lista de personajes relacionados de una u otra forma con el PRD y sobre todo con López Obrador. El punto es que los videos existen y muestran a muchos de esos personajes en francos actos de corrupción que, paradójicamente, no parecen ser parte del debate, como no lo fue entre 2004 y 2006. En todo caso, si Salinas y Diego complotaron contra López Obrador lo hicieron, no para inventar una historia, sino con el fin de divulgarla, y el delito está en los 400 millones de pesos que, Ahumada, entregó a los funcionarios del DF y al PRD en forma ilegal.
Un diputado bejaranista dice que exigirá una comisión legislativa que investigue si hubo complot. Todo es posible en el Congreso, pero entonces esa comisión debería investigar como punto medular si es verdad lo que dice Ahumada sobre el pago de comisiones a todo tipo de funcionarios capitalinos. Si es verdad que, para construir en el DF en las últimas administraciones perredistas, se tenía que contar con el “beneplácito” de las autoridades. Si Ahumada financió las campañas perredistas, varias, pero sobre todo la de 2003, donde asegura que invirtió unos 200 millones de pesos. Hay que hacer una investigación de fondo en banca Afirme, porque Ahumada asegura que, para seguir otorgándole obras públicas en el DF, los funcionarios capitalinos encabezados por René Bejarano, le pedían que solicitara créditos a ese grupo financiero para que ese dinero le fuera entregado directamente a esos funcionarios mientras que Ahumada asumía los costos del mismo. Habría que preguntarse si ese mecanismo funcionaba así sólo con Ahumada o si funcionó o sigue funcionando de la misma manera con los constructores que fueron privilegiados con distintas obras (la enorme mayoría, por adjudicación directa) durante estos años y, en todo caso, como dice Ahumada y hemos insistido muchos analistas, por qué no podemos saber cuánto ha costado realmente el segundo piso del Periférico y otras obras viales que se han clasificado como secretos de Estado por el gobierno capitalino (podrán ser divulgadas hasta 2014, si no me equivoco). Mucho más es lo que recibió Bejarano, coordinador de campaña, secretario particular y luego líder de la Asamblea con López Obrador, con todo el respaldo del gobierno local. Cada vez que Ahumada pedía que le pagaran lo que le debían, dice el empresario, Bejarano y la contralora, Bertha Luján, le enviaban auditorías para que reconsiderara su posición. Hasta que el 13 de enero, en una última reunión en el restaurante Balmoral, del hotel Presidente, del DF, ante el reclamo de Ahumada para el pago de 400 millones de pesos que le adeudaban entre el PRD y el GDF, Bejarano lisa y llanamente le dijo que , si seguía con ello, lo metería a la cárcel. Lo que finalmente ocurrió. ¿Que todo es mentira? Puede ser, pero, en todo caso, también lo sería lo del complot. Sin embargo, existen dos diferencias notables: primero, los datos duros. Puede ser o no que varios políticos se unieron para difundir los hechos de corrupción del gobierno capitalino, pero de eso no hay constancia.
Del complot a la divulgación...
De lo que existe constancia y plena, ahí están los videos, es de esos actos de corrupción. Podrá ser correcto o no ponerse de acuerdo para hacer una exhibición pública de los mismos; sin embargo, desde cualquier punto de vista, desde el ético hasta el legal, es mucho más grave la corrupción que divulgarla. Y, segundo, que según Ahumada, existen videos no divulgados que reafirman lo anterior y que involucran a prácticamente toda la estructura del GDF y el PRD local de aquellos años. Se pueden creer o no los dichos de Ahumada, pero el hecho es que los delitos que se ven en los videos son incontrovertibles y han quedado impunes. Si Salinas y Diego complotaron contra López Obrador lo hicieron, no con el fin de inventar una historia, sino para divulgarla.
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