"¿Llevarán el caso (del asesinarto de Armando Chavarría) a la comisión de garantías y vigilancia (del PRD) si se confirman... sospechas de que la causa política del crimen provino de las disputas internas del perredismo en Guerrero?"
Marco Rascón.
I
DALLAS, Texas (Tejaztlán para los chicanos/mexicanos).--En 1973, José Jacques Medina, estudiante de Derecho en UNAM, entró a Estados Unidos por Dallas, salvando así su vida de las acometidas de una feroz "guerra sucia" iniciada en 1968 por Gustavo Díaz Ordaz.
Nuestro personaje --el señor Jacques-- había participado activamente en el Movimiento Estudiantil de 1968 y, antes, como abogado en ciernes, formó parte del grupo de defensores de Demetrio Vallejo, luchador social histórico y líder de los trabajadores ferrocarrileros y a la sazón preso político.
Perseguido el estudiante Jacques por el díazordacismo y, luego, buscado afanosamente por los esbirros de Luis Echeverría, su única vía para librarse de los sicarios que seguramente lo torturarían y desaparecerían era la de emigrar a EU. Así llegó a Tejasztlán. La Raza --el pueblo-- lo acogió.
Cuando se inició el Movimiento Estudiantil, don José tenía 22 años. Al ocurrir la Matanza de Tlatelolco tenía 23. Al emigrar a EU y sumarse a La Raza había cumplido ya los 28 años. Éste escribidor, a la sazón corresponsal del diario Excélsior en Washington, lo conocería dos o tres años después.
No huelga subrayar que esa guerra sucia fue continuada con singular ímpetu y diríase que con alegría por el siniestro ucesor de Díaz Ordaz, el señor Echeverría, a quien la historia ubica como genocida, aunque el supremo juzgado en México lo haya exonerado de expiar culpas en prisión.
La guerra sucia produjo muchos desaparecidos --al menos unos 500-- e infinidad de torturados en las mazmorras de las Fuerzas Armadas (militares y civiles), glorificadas entonces como hoy por sus comandantes supremos en turno por desaparecer y torturar a jóvenes indefensos.
Señálese para fines de contextualización que uno de los jóvenes desaparecidos fue Jesús Piedra Ibarra, hijo de Rosario Ibarra, quien desde entonces abandera una lucha por la presentación de los abducidos por militares, paramilitares y policías.
"Vivos se los llevaron, vivos los queremos", demanda doña Rosario fundadora de una organización ad hoc, el Comité Eureka, erigido en instrumento cívico de conciencia y, a la vez, de presión moral para salirle al paso al ejercicio represor del poder político del Estado mexicano.
II
Esa represión continúa. De hecho, jamás cesó desde el sexenio díazordacista, intensificado en el echeverríato (con un breve interregno en el gobierno de José López Portillo), pero se acentuó en los períodos presidenciales de Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y del actual.
Ha habido, documentadamente, una continuidad represiva contra disidencias, discrepancias y oposiciones organizadas --sociales-- desde los sexenios anteriores al de Díaz Ordaz que se remiten al de Miguel Alemán (1946-52) y sucesores (Adolfo Ruiz Cortónes y Adolfo López Mateos).
Ésto es historia, conózcase o no, por los mexicanos, a quienes, por cierto, el poder político del Estado trata de escamotearles hoy el conocimiento escolarizado de disciplinas que permiten saber quiénes somos, por qué lo somos y, de allí, fijar un rumbo --hacia dónde vamos-- al futuro.
Desde Dallas, el señor Jacques marchó a Los Ángeles, Cal., en donde con el correr del tiempo realizó una intensa lucha social a favor de los mexicanos inmigrados, la mayoría de éstos sin documentos apropiados para vivir y trabajar en EU. Su activismo lo llevó a asumir deberes dirigenciales.
Así, en esa lucha por los derechos plenos de los trabajadores mexicanos, indocumentados o no, se distinguió por desempeños de organización y movilizaciones sociales que, a la postre, divinieron en el logro parcial de objetivos de ciertas reivindicaciones de los migrantes mexicanos en EU.
Uno de esos logros es que los migrantes mexicanos en EU fuesen representados en el Congreso de la Unión, en México, con un diputado plurinominal, proveniente de una circunscripción moral que, en el caso, es el señor Jacques. El es, desde 2006, el diputado de los migrantes.
Y, aquí, en Dallas, donde llegó el señor Jacques, culmina un ciclo --un "periplo existencial", como él lo llama-- de su larga carrera de contribuciones como luchador social y dirigente histórico de los migrantes --trabajadores-- mexicanos en EU. Habló del tema públicamente.
III
Habló enel marco de la convención del cuadragésimo aniversario del Movimiento Chicano, que convocó a activistas y dirigentes históricos y actuales e intelectuales. Explicó aspectos de la legislación vigente de la doble nacionalidad y el alcance potencial de ésta mediante reformas.
Aclárese que en la definición de mexicanos en EU utilizada aquí se incluyen a descendientes de connacionales que ya estaban desde la secesión de Texas y el colosal robo territorial de 1848 (mediante la guerra de rapiña iniciada en 1846), así como los que emigraron posteriormente.
Esos descendientes son los chicanos, así llamados para identificar una condición de conciencia identiraria cultural, ideológica y política desde los inicios, en los 60, de una movilización social, el Movimiento Chicano, que hoy parece estar en la fase de repensar estrategias y tácticas y rumbo.
El rumbo lo señaló el diputado Jacques. Es un rumbo con balizas culturales, políticas y legales muy claras --sin confusiones-- que llevan a abrevar en el origen: los chicanos son secuela biológica, étnico- demográfica de la migración, de la que deben n urtrirse. Suicidio no hacerlo.
Por ello, repensar estrategias y tacticas del Movimiento Chicano exige no disociar raíces, orígenes e identidad históricas en el "continuum" étnico: el mexicano es mexicano doquiera que esté. No sólo es una condición antropológica, sino también jurídica. Do hay un mexicano, allí está México.
Para el Estado mexicano, el individuo, en EU o doquiera, devenido hoy o hace siglo y medio del crisol nacional común es nuestro connacional independientemente de su estatus ciudadano. Éste individuo, hablare la lengua que fuere, tiene la nacionalidad mexicana; ésta no se pierde nunca..
Durante los 38 años como luchador social en EU, el diputado Jacques preconiza que, a partir de ese concepto antropológico y jurídico de que la nacionalidad mexicana no se pierde nunca, los chicanos/mexicanos tengan representación nurtrida en el Congreso de la Unión, en México.
www.faustofernandezponte.com
Glosario:
Comité Eureka: organización no giubernamental mexicana, nacioda en el marco de la "guerra sucia" conbtra los movimientos sociales de reivindicación en las décadas de 1970 a 1980. Fue fundado por Roisario Ibarra en 1977 con el nombre de Comitéd Pro Defensa de Presos, perseguidos, desaparecidos y exiliados políticos de México (http://eureka.org.mx).
Do: por doquiera. Apócope.
Por Fausto Fernández Ponte