Vulnerable ecología en la Riviera Maya

El encanto natural de la Riviera Maya está en riesgo de desaparecer por la falta de cuidado en el desarrollo turístico.
Presentan Balance Ambiental Global de 2007
Los manglares arrecifes, pastos, flora y fauna marina en peligro
La región de Playa del Carmen es la zona con el mayor crecimiento en infraestructura turística en el país, el cual se ha dado a costa de la destrucción de manglares y arrecifes de la región, provocando un serio desequilibrio ecológico. Así lo establece el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) en el Balance Ambiental Global de 2007 (Global Environmental Outlook, GEO4).
El estudio de la ONU llama la atención sobre el estado de vulnerabilidad en el que se ha dejado a esa zona costera, toda vez que los manglares, arrecifes coralinos, pastos y algas marinas funcionan como barreras protectoras en caso de huracanes, tormentas tropicales y otros fenómenos meteorológicos.
Cuando se tala el manglar y en su lugar se construyen enormes complejos hoteleros se deja a la zona costera totalmente desprotegida, en caso de algún huracán.
El PNUMA también alerta acerca del riesgo en el que están los acuíferos de la zona, toda vez que hay una creciente demanda de agua por el turismo y 99% del líquido que se emplea se obtiene del subsuelo.
Paradójicamente, esto podría dañar a una de las principales atracciones turísticas de Quintana Roo: su sistema de ríos subterráneos, cavernas y cenotes, los cuales podrían verse afectados por esa demanda excesiva del vital líquido.
El mismo fenómeno de Playa del Carmen y de la Riviera Maya está afectando a diferentes regiones del mundo: desde 1987 muchos ecosistemas marinos han sido severamente dañados y algunos se han perdido completamente.
Ante esta degradación ambiental que experimenta México junto con decenas de países alrededor del mundo, el GEO 4 proyecta elaborar leyes y políticas públicas adecuadas para la protección de los manglares, así como proponer la estructura institucional que permita aplicarlas.
El PNUMA destaca la urgencia de actuar sobre estos problemas, en tanto que "gran parte de los cambios ambientales que se experimentarán en los próximos 50 años son resultado de acciones pasadas y actuales, mientras que para que las políticas ambientales empiecen a mostrar resultados tangibles pasarán más de 50 años".