Delincuencia Organizada en Super Fitness Damas
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Falsifican documentos para someter a sus clientas
La encargada del lugar, María Cristina Villicaña Páramo, se jacta al señalar que de ese gimnasio salen las mejores ?teiboleras? de los antros más famosos de Cancún
Redacción La Verdad
Lejos de ser un centro de acondicionamiento físico para mujeres, el gimnasio Super Fitness Damas de Cancún es una empresa dedicada al fraude de sus clientas a quienes con engaños mercantiles las embauca para despojarlas de fuertes cantidades de dinero hasta cumplir con contratos imposibles de cumplir.
En documentos en poder de La Verdad de Quintana Roo, se pudo constatar que Super Fitness Damas, cuya razón social es Gimnasio para Mujeres de Cancún, SA de CV, falsifica las firmas de sus clientas en documentos mercantiles para amedrentarlas y mantenerlas cautivas pagando sus mensualidades aunque no utilicen las instalaciones.
Además, la encargada del lugar, María Cristina Villicaña Páramo, se jacta al señalar que de ese ?gimnasio salen las mejores taiboleras de los antros más famosos de Cancún?, asegura una de las instructoras despedidas que no quiso ceder a sus caprichos pasionales.
El caso de la señora María (en lo sucesivo se utilizará este nombre para conservar el anonimato que teme a represalias) inició con el sueño de moldear su cuerpo y obtener una mayor condición física.
Por ello acudió a las seductoras promesas del Super Fitness Damas de Cancún, en donde encontró rebajas y más rebajas para firmar una simple hoja de inscripción de un año y alcanzar su sueño que después de tres meses se convirtió en una pesadilla.
Se le dijo que la inscripción sería por un año, más nuca se le aclaró que estaba firmando un ?crédito por el costo de un año? en el gimnasio.
Además se le dijo que era requisito indispensable tener cuenta bancaria, sin importar el tipo de filiación ni banco, de donde se haría el pago de manera automática sobre las mensualidades.
Sin embargo, nunca se le mostró ningún documento que siquiera se le pareciera a un contrato en donde se establecieran cláusulas sobre el crédito y las obligaciones mercantiles de la clienta y menos aún una letra por seis mil 500 pesos.
Lo cierto es que cuando la señora María recibió la noticia de que estaba embarazada y que su embarazo era de alto riesgo acudió al gimnasio para cancelar su inscripción, y cual fue su sorpresa que la encargada, la encargada María Cristina Villicaña Páramo, le dijo que ?es una lástima su situación pero su contrato no puede ser cancelado?, por lo que tenía que seguir pagando hasta que se cumpliera el año.
La señora María insistió en que no podía pagar más sin utilizar las instalaciones y la misma María Cristina Villicaña Páramo, que predica el cristianismo, le dijo que ella no podía cancelar nada y que el trámite se hacía en la ciudad de Monterrey, Nuevo León, para lo cual tenía que enviar sus documentos originales como ultransonido, carta médica en donde el médico acreditara el embarazo de alto riesgo, así como la cédula profesional del médico, acta de nacimiento de la afectada y credencial de elector.
Como podrá notar el lector la señora es cristiana de dientes para afuera, María Cristina Villicaña Páramo, solicita imposibles porque nadie en su sano juicio puede en principio pedirle al médico su cédula profesional para enviarla a un apartado postal, y mucho menos ninguna persona sana mentalmente puede enviar sus documentos oficiales originales a un buzón en al norteño estado.
Es decir, nunca dan una dirección ni mucho menos un teléfono al que puedan comunicarse en aquella ciudad de Monterrey.?Sin embargo, ese envío es sólo una treta esta señora Villicaña Páramo que se escuda tras sus empleadas prepotentes para negarse y dar largas a las clientas y sigan pagando, bueno que les sigan cobrando por medio del banco.
Así pasaron ocho meses en esa discusión, pero los descuentos directos a la tarjeta de débito de la señora María se seguían realizando.
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(Publicado en Ingrid Mendoza, Abril 17, 2009, 5:01 PM)